Nuestras golosinas de cuando eramos niños
Con mucha nostalgia al caminar
por los pueblos y ciudades de mi lindo Ecuador, recuerdo cuando niño,
disfrutaba de ciertas golosinas, que para mí eran tocar el cielo, cuantos de nosotros nos
acordamos de esas golosinas de antaño, que se vendían en los pueblos, la
cocada, el alfajor, el gato encerrado, bueno un sinfín de manjares que para un
niño era subliminal.
Pero lo que más recuerdo son a
quienes los vendían, quienes con mucha
alegría nos atendían cuando éramos
niños, en los parques, las escuelas, o pasaban gritando a viva voz por
nuestras casa, y nosotros salíamos corriendo tras ellos a que nos vendan sus
deliciosos productos, saqueábamos a
nuestros tíos, abuelos, padres o conocidos, con el fin de que nos compraran las
golosinas, era lo bonito de aquellos
tiempos.
Hoy ya no están ni pasan por
nuestras casa, y muchas veces los buscamos en los parques y tampoco están, como
quisiéramos que nuestros hijos o nietos disfrutaran también de estas deliciosas
golosinas, sin embargo ya no están, me encontré por casualidad con uno de
ellos, ya avanzado en edad, a quien
conozco desde hace unos años atrás, y decidí tomarle unas fotos, que sé que al
subirlas aquí quedaran para la posteridad,
el prepara para los niños el rico granizado, con su vieja máquina que lo
acompaña día a día, y con el sol que alumbra a plenitud sobre nuestras cabezas,
en especial de aquellos niños que salen de las escuelas, es refrescante, se
nota en el rostro de este viejo amigo, que a pesar de los años , su sonrisa no
ha cambiado, y aunque se esfuerza diariamente, ya no son como aquellos tiempos,
cuando vendía mucho en su vieja carreta ahora convertida en triciclo, que su
vieja máquina de raspar el hielo es su compañera inseparable, hasta que llegue
su hora de partir al otro lado del arcoíris, aun así los niños se acercan a el
a solicitar esta rica y refrescante golosina, mientras escribo esta nota, yo
también solicite mi propio granizado, o chemis, raspado, con el nombre que ud
querido o amada lectora recuerde este refrescante hielo bañado en miel de colores y un poco de leche condensada,
como les decía, mientras yo escribo estas letras recordando el otrora pensé
disfrutar también de este delicioso granizado, el más pequeño de mis hijos, me
plagio tal golosina, y lo que alcance a recuperar fue la pajilla (sorbete) y el
vaso ya casi vacío………..quedando para la próxima volver a encontrarme con este
personaje que los vende y volver a disfrutar del rico granizado…
Espero que Uds. también lo
disfruten y sepan valorar a quienes ya por su vejes aún continúan con amor
vendiendo las golosinas , que ahora ya no las encontramos ni pasan por nuestras
casa como antes.
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